martes, 1 de septiembre de 2009

Carta al Amor

Buenas tardes, quiero comentarle que mi corazón acaba de quebrase, desde tu partida mi habitación se hizo más grande. En cada balcón pienso en suicidarme.
Recuerdo el ángel que eras en esos días, cuando reías y llorabas mis melodías las cuales disfrutabas conmigo en esos parques y todas esas fotos acaban de borrarse. Fuiste un suspiro distinto, por ti me enfrentaba a lo que sea salto las barreras sin importar que fuera, ahora ahogado en pena, apresado por grilletes mi alma ya no vuela, mis lágrimas fluyen y se convierten en cadenas.

Todas las páginas de nuestra historia se queman, fundiéndose en cenizas que mueren con el tiempo, al igual que una flor se marchita en el cemento.

Cuando el cielo sea de plata y termine esta carta, palomas broten de mi boca y se humedezca mi cara junto a un río cristalino que esparce la tinta dando le forma a esta carta de despedida.

Amor ya no veo ni tu espalda ¿Por qué ya no me hablas y me dejas sólo a la vanguardia? El hombre se destruye sin tu compañía, se mi guía en este trayecto recto de la cuna a la tumba para hacerme más completo.

Aunque halla gente en las calles me siento solo, además cargo con los escombros de tu abandono, busco mi reflejo de felicidad en charcos y sólo logro ver como escapo, sólo soy un objeto inanimado mudo y callado que grita en las sombras condenado, dibujando corazones con espinas, espinas y sangre.

Grito tu nombre con rojo en murales, camino perdido en el cementerio de mi mente como un ente sin horizonte aparente en frente, sólo siento el sabor de mis lágrimas mientras corto mis venas con las páginas de un libro de cuentos, donde el bueno siempre acaba perdiendo.

Veo como la imagen de tu jardín se apaga donde tu corrías y disfrutaba de tu mirada.