martes, 15 de noviembre de 2011

María escúchame.

Me miro en un espejo,
la sonrisa me abandona.
El reflejo me hace muecas,
corro y huyo de sus bromas.

Me miro de nuevo,
a ver si me encuentro.
En el mismo caos
sigo igual de ciego.

Hoy lloro por mis manos
compongo un alarido.
El tono se me escapa
el canto ya es distinto.

Me sueno con mis pautas,
con el guión de lo que soy.
Me ahorco con mis cuerdas,
no se detiene el corazón.

María escúchame,
hoy todo te lo ruego.
Recógeme en tus brazos,
este don es un infierno.

Me pierdo en los peldaños
que suben mientras bajo.
Las caricias me hacen daño
en un mar donde no nado.

Un zorro perdido
quiere guiarme.
me apunta al cielo
y la tierra quiere enseñarme.

Cada promesa rota,
cada discurso en vano.
No entiendo el revoltijo,
¿En la cumbre estoy abajo?.

Comienza el delirio,
vomito la cordura,
me abanica el arrebato,
me sonries, inicia la tortura.

No soy incomprendido,
no quiero que me entiendan.
Aclaro lo que digo
y revuelvo las ideas.

María escúchame,
hoy todo te lo ruego.
Recógeme en tus brazos,
este don es un infierno.

Me pierdo en los peldaños
que suben mientras bajo.
Las caricias me hacen daño
en un mar donde no nado.

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