jueves, 4 de julio de 2013

De poemas impersonales. VIII

Ha nacido la lluvia
después de dormirse
el celeste prado de posas blancas.

El buey yace
en harinosa tierra,
esperando que su sangre
sea bebida por ésta.

No duerme la montaña,
siempre presente, con
la frente erguida, atenta y pretenciosa.

El mestizo se alimenta
para arrear sin tregua
del temporal, las diarias
leguas de viaje agrícola.

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