Discurso de un lobo de estepa.

Ellos sólo duermen, comen y rien mientras todos en sus penas se afligen. Toman del licor más sabroso y refinado, el caviar quema en sus gargantas deleitando todo un organismo aurífero y falto de vida, así es como desperdician el día a día.
Ellos son espectros, sombras de las joyas y rubíes rodeados de vicios, grandes venenos del alma. Se adueñan de lo que vemos y queremos; se autoproclaman dioses, ángeles, seres supremos, pero siguen siendo lo mismo que todos nosotros, carne sostenida por huesos roidos por el escepticismo terrenal.

Por eso vivo solo, lejos de la tierra, de todo lo complejo y procesado por fieras que vigilan con desdén la vida de los demás.

Ellos no deben de ser nombrados por ningún motivo ya que cobran ilusiones y te harán "sinónimo de olvido".

Llámenme loco o como quieran, no dejaré que vivan de mi y de mis cualidades, como sucios vampiros que vivan de mi sangre.